Las preparaciones alimenticias, nutracéuticas y cosméticas están compuestas por una amplia variedad de ingredientes, muchos de los cuales contienen sustancias lipídicas, tales como grasas y aceites de origen vegetal o animal.
Estos componentes son muy sensibles a los procesos de oxidación y se vuelven rancios fácilmente, afectando no sólo las propiedades organolépticas, sino también el valor nutritivo o incluso la seguridad del producto terminado.
Aunque la oxidación es un proceso que ocurre naturalmente, es fundamental que la industria alimentaria y cosmética pueda posponer estas reacciones durante el mayor tiempo posible.